Lo Contador entre las 10 casas más antiguas de Santiago
16 marzo 2023
La casona “Lo Contador”, ubicada en la comuna de Providencia, se encuentra entre las 10 casas más antiguas de Santiago.
En detalle, la ahora sede de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos, es la tercera casa de mayor antigüedad de la capital. Así lo reflejó un reportaje realizado por La Tercera.
De acuerdo con los registros históricos, la vivienda patronal “Lo Contador” comenzó a construirse en la década de 1780 y fue terminada en 1822. El edificio fue declarado Monumento Nacional en 1974 y es parte del patrimonio arquitectónico de Santiago.
Según el relato de Fernando Pérez, ex director del Centro UC del Patrimonio Cultural y profesor de la Escuela de Arquitectura, que la ahora sede de la FADEU “se haya conservado se debe, en buena parte, a Sergio Larraín, quien convenció a la Universidad Católica de instalar en ella la Facultad de Arquitectura, de la que era decano. Ello ocurrió en 1959 y, desde entonces, la Universidad ha cuidado este lugar, hoy monumento nacional”.
Sin embargo, acorde con el académico, “la historia de la casa se remonta al siglo XVIII, cuando Francisco Antonio Avaria compró para su sobrina huérfana, Mercedes Contador, una serie de pequeñas propiedades entre el Cerro San Cristóbal y el río Mapocho, constituyendo así la chacra de Lo Contador. Allí construyó una vivienda que formaría parte de su dote de matrimonio. Durante el siglo XIX, Mercedes amplió el inmueble, para permitir la realización de ejercicios espirituales: alrededor del actual Patio de los Naranjos, levantó una capilla, un refectorio y habitaciones para los ejercitantes”.
“El lugar se adaptó a sus nuevas funciones universitarias. Pabellones diseñados por Horacio Borgehresi ampliaron la superficie disponible, los cuales fueron paulatinamente reemplazados por nuevas construcciones. En 1996 se inauguró la nueva biblioteca subterránea diseñada por Teodoro Fernández, Smiljan Radic y Cecilia Puga, que contrasta con la casa y a la vez se adapta a ella”, recuerda Pérez.
Y fue así como la eventual “compra de la vivienda de Sergio Larraín, junto a varias de las que pertenecieron a sus hijas, permitió ampliar el campus hacia el oriente generando una sucesión de espacios que, a la manera de un laberinto, proveen una variedad de rincones ajardinados que interrelacionan los diversos edificios del campus”.
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